miércoles, 1 de noviembre de 2017

Calavera a Pedro Infante Inmortal


“Dicen que soy mujeriego, no lo puedo remediar, por eso sufro y reniego, ¿pa' qué lo voy a negar?”

(Fragmento de la canción “Dicen Que Soy Mujeriego” de Manuel Esperón)

La Muerte escuchaba un buen canto,
cuyas notas fácil reconoció,
casi rompió en sufridos llantos
al oír “Amorcito Corazón”.

Interpretando a “El Torito”,
el de Sinaloa muy bien cantaba
pero la Tísica, muy prontito,
encontró al que tanto ella buscaba.

Mas, al encontrarse sorprendido,
el Infante se volvió a disfrazar
con su cara de “Tizoc”, el indio,
pero a la Parca no pudo librar.

Ágil, entre unos triates alternó
y hasta la Huasteca se escondía,
la inocente Tucita lo ayudó
y la Flaca, otra vez, lo perdía.

Se ocultó entre “Luises” y “Garcías”
y mientras a un “López” se despachó
y en las faldas de Sara García,
el gran Pedro Infante sobrevivió.

Un “¡Ahí viene Martín Corona!”
la Muerte oyó a alguien gritar
y, por ese grito de un malora,
de nuevo a Pedro volvió a divisar.

En motocicleta él se escapó
como “Pedro Chávez”, policía,
Luis, el “Gallo Giro”, lo acompañó
en su tan estrepitosa huida.

A Mazatlán llegar él quería,
su bella tierra de nacimiento,
a cualquier precio lo lograría
pues lo continuaban persiguiendo.

Volar aviones él disfrutaba
y alcanzó, por fin, el suyo a tomar
pero la Huesuda lo acechaba
y lo atrapó ya en el aire al volar.

Así pasó a las mejores vidas
el gran ídolo de las multitudes,
así Pedro Infante se moría
en sus más completas plenitudes.

Don Pedrito está muy bien, empero,
no te preocupes, querido amigo,
de él se salvaron muchos suegros
de sufrir al mujeriego divo.

Entre calacas y las orquestas,
él ahora se encuentra cantando
jugando a los albures y apuestas
y, seguro, un tequila tomando.

- Roy Lobo (1.nov.2017)

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