sábado, 15 de julio de 2017

¿Muerto?


“Soy vecino de este mundo por un rato y hoy coincide que también tú estás aquí, coincidencias tan extrañas de la vida, tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir.”

(Fragmento de la canción “Coincidir” de Alberto Escobar)

Estoy consciente. Soy consciencia.

Puedo decidir el siguiente instante pues en este momento soy como Dios, parte de Dios y soy Dios porque él es como yo, él es parte de mí y él es yo. ¡Tan fácil que es notarlo! No me explico ¿por qué tardé 88 años (y “pico” ) en darme cuenta? Y, la verdad, es que pude haberlo sabido. Me preguntó, ¿por qué cuando fui concebido lo olvidé?

Hace unos instantes lo recordé y, debo decir, ¡que impresionante es darse cuenta! No puedo creer las “vueltas” que le di a todo este asunto. De haber sabido no hubiera esperado tanto, me hubiera entregado cuando tuve la oportunidad… ¡Ah! La costumbre de decir “hubiera”. Perdónenme por favor, apenas me doy cuenta.

Sin embargo, no me arrepiento. Sí, dejé pasar oportunidades cuando el pensamiento me señaló una y otra vez el camino que yo, por ignorancia, terquedad y flojera decidí pasar por alto pero todo fue parte de este preciso momento. Todo debía suceder así (hasta cuando me pregunté si todo debía ser así).

Tenía que pasar incluso ese “trauma mortífero de la muerte mortal” que tanto distraía mi pensamiento. ¿Por qué me enseñaron a temer la muerte? ¿Por qué me permitieron aprender ese miedo? O la cuestión importante tal vez sea ¿estuvo a mi alcance la respuesta y yo solo decidí cerrar los ojos a lo evidente?

Mal nombre ese que se le dá a la muerte, da una idea de “final”, “hasta aquí”, “no hay más” y... no es verdad, nada más alejado de esas definiciones.

Porque no morí, sigo estando aquí y ahí, sigo siendo allá y acá; soy diferente pero, al mismo tiempo, el mismo. Estoy con todos ellos y soy UNO con todo eso que, en apariencia, dejé. Soy obra y soy recuerdo. Soy mal ejemplo pero también bueno. Soy materia y energía, transformada sí, pero la misma al fin. Soy emoción en unos y acción en otros. No estoy perdido en la inmensa pero claramente finita nada.

Soy inspiración y deseo aunque también decepción y repulsión. Soy odio pero también amor aunque muchos no se hayan dado cuenta.

Así que, en realidad nunca me “fui” a pesar de quedar una extraña creencia de que así sucedió.

Soy verdad, sé lo que es la perfección y, al fin, soy feliz. Comprendo por qué nunca conocí eso estando “vivo” pero también entiendo las razones de mi insistencia en lograrlo.

Mi materia es polvo de estrellas ahora, siempre lo ha sido y yo soy pensamiento, siempre lo fui y siempre lo seré.

¡Qué fácil era! ¡Qué ingenuo fui!

Aquí y ahora, simplemente, ¡soy!

- Roy Lobo (2011)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario